Situada en San Pancrazio, sobre colinas que circundan Lucca, a fines del Quinientos, Villa Oliva pertenecía a la familia Buonvisi. En el curso de los siglos, la familia Montecatini, el príncipe Carlo Poniatowski y los Rosselmini se sucedieron como propietarios de la finca. Los Rosselmini, finalmente, la donaron a “La Pequeña Casa de la Divina Providencia” de Giuseppe Benedetto Cottolengo.

La villa y el parque fueron gravemente dañados en el curso de la Segunda Guerra Mundial, pero a la conclusión del conflicto, el ingeniero Oliva y su esposa procuraron su completa restauración.

El magnífico parque que circunda la edificación está subdividido en tres zonas distintas, una de las cuales e prevalentemente de uso agrícola, mientras que las otras dos forman el jardín, decorado con estatuas y piletas puestas a la sombra de cipreses, magnolias y encinas, circundadas por setos de laurel.