Villa Bottini - Fuera de la vieja muralla medieval, más allá de la Puerta San Gervasio y Protasio y del foso que marcaba el límite de la ciudad antigua, aparece inmersa en un sugestivo jardín, Villa Bottini o mejor dicho Villa Buonvisi - Bottini, como recuerdo de la familia Buonvisi que la levantó alrededor de mediados de 1500, que perteneció a la familia hasta principios de 1800 cuando, se apagó el último heredero de la familia, Girolamo, y Elisa Bonaparte compró la propiedad. Aunque breve fue el período de tiempo que la disfrutó, ya que en 1814, a causa de las conocidas vicisitudes del Emperador Napoleón, tuvo que dejar Lucca.

Sucesivamente, el administrador de la villa, Sebastiano Andreozzi - Motroni, se encargó de ésta, y la cedió como dote a su hija Marianna, esposa de Lorenzo Bottini. En las manos de Marianna, múscica y literata, la villa recobró sus antiguos esplendores convirtiéndose en un salón literario que llegó a acoger importantes artistas como Nicolò Paganini.

Cambió muchas veces de propriedad hasta quedar cerrada y abandonada por un largo periodo de tiempo hasta que, alrededor de mediados de los años 70, se convirtió en propiedad de la Regione Toscana, gobierno regional de la Toscana, y del Ayuntamiento de Lucca que se encargó de realizar una apreciable restauración que la ha llevado al estado en que hoy podemos admirarla. Actualmente es sede de algunos departamentos de la administración del Ayuntamiento, pero prevalece su uso como representación y para iniciativas de gran relieve. En verano, tienen lugar en la villa una serie de eventos culturales y musicales que animan de manera agradable las tardes y noches de Lucca.

La Villa Bottini se encuentra protegida por una muralla que la rodea pero que permite la vista, aunque parcial, de las plantas que se encuentran en su interior, y de algún rincón sugestivo gracias a la generosa presencia de amplias ventanas, como sugiere el estilo de Lucca. La villa tiene una estructura rectangular de dos plantas además del sótano, con un techo a modo de pabellón solapado con un porche con columnas architravadas y nichos. Dos amplias escaleras externas, una en el lado sur y la otra en el lado norte, conducen al amplio salón central con pinturas al fresco, desde el cual se accede a numerosas salas ricas también en decorados: la sala de Diana, la de Venus, la sala de las Virtudes, cuyas particulares formas dilatan el espacio aumentando la fascinación, y la de las Ciencias. Las obras que encontramos en estas salas han sido atribuidas a Ventura Salimbeni, que las realizó a finales del siglo XVI.

Muy sugestiva resulta también la espaciosa galería con la bóveda de cañón enriquecidas por doce lunetos. Hay que destacar el apreciable valor del Ninfeo, recientemente restaurado en la parte más septentrional del jardín de la villa atribuido al Buontalenti vista la afinidad con la disposición de los Jardines de Boboli en Florencia. Se trata de una obra de gran valor arquitectónico, puesto que el frente tiene tres aberturas, en arco la central y arquitravadas las dos laterales, y, por encima del ninfeo, observamos una balaustrada a modo de ático con ornamentos decorativos de gusto clásico. ... de "Lucca" (Apt Lucca)