Al centro de un laberinto de estrechas calles cuyos nombres son – via dei Fabbri, via degli Orafi, via del Lastrone, via del Cacio – que permiten adivinar la principal vocación (orfebrería) de este rincón del centro histórico de la ciudad, se encuentra la plaza de la Sala.

Y a ni siquiera un centenar de metros de distancia de la catedral, dedicada a San Zenó y a la sombra de históricos palacios (que si estamos buscando un alojamiento en Toscana, merecerían mucho más que un simple: “lo pensaré”), se abre pues aquél que podemos indicar como el corazón comercial de Pistoia. La plaza que, desde la época medioeval, hospeda, en efecto un mercado de fruta y verdura. Además, hoy en día, se realizan, con regular frecuencia, ferias dedicadas a los productos típicos pistoieses, a la artesanía local, etcétera.

Singular, también, la historia de la estructura que se alza en su centro: el llamado "Pozzo del Leoncino". (Pozo del Leoncito) Realizado en el siglo XV, el pozo era originariamente utilizado por los comerciantes de la plaza para descargar los restos de los animales beneficiados y otros desperdicios A inicios del mil quinientos, después de haber sido ya objeto de varios trabajos, sobre el pozo fue colocado “il Marzocco”, el león símbolo de Florencia, con una de las patas apoyada sobre el emblema de Pistoia. Un claro mensaje del dominio florentino sobre la "ciudad de piedra encantada".

Para concluir, hay que señalar que la plaza de la Sala es también un lugar de reencuentro de la “movida” de la ciudad y al acercarse del ‘happy hour’, desde las 19 horas, las callecitas circundantes se llenan de chicos y chicas.