La actual muralla de Lucca es la última que se construyó para defender la ciudad y, hoy en día, su función es aquella de delimitar el perímetro del centro histórico de la ciudad ofreciendo además un recorrido ininterrumpido de 4200 metros entorno a ésta. Se empezó a hablar de la necesidad de una nueva muralla defensiva a principios de 1500, ya que los Medici querían convertir a Florencia en una capital de dimensiones regionales usando sin reparo la fuerza para imponerse a las pocas ciudades de la región que aún mantenían su independencia, y éste era el caso de Lucca. Muchos fueron los arquitectos militares que que participaron en la proyectación y realización de esta obra que ha llegado a nuestros días totalmente íntegra. Se contactó en primer lugar al Capitán Jacopo Seghizzì, llamado Frate da Modena, que desde 1544 a 1546 empezó a construir los primeros dos baluartes fortificados, La Libertad y San Civitali y el milanés Alessandro Resta, autor de la Puerta San Pietro que realizó en 1566. En 1589, se aprobó el proyecto presentado por uno de los mayores expertos en campo militar, Alessandro Farnese, Gobernador de Flandes. Dicho proyecto proponía construir once baluartes con aristas geométricos fortificando todo el sistema defensivo de la ciudad. Una modificación sucesiva del ingeniero Ginese Bresciani, a lo dispuesto por Alessandro Farnese, redondeó las esquinas de los baluartes realizando también aberturas a los lados de los baluartes y no en las cortinas. Con el pasar de los años y con la vejez a las puertas, Bresciani cedió su puesto a Pietro Vagnarelli que trabajó en la realización de la muralla durante catorce años construyendo los baluartes de San Pietro y San Regolo, completando Santa Croce, la Libertad, San Colombano y San Paoiino. Tras lo cual, numerosos arquitectos propusieron un sinfín de modificaciones y nuevas construcciones, hasta que finalmente Paolo Lipparelli, desde 1645 hasta 1650 terminó las construcciones de las fortificaciones externas completando así la obra de fortificación de la ciudad: la muralla. Doce cortinas, diez baluartes y una plataforma, la de San Frediano, caracterizan esta obra militar di gran efecto. La muralla, que medía más de 10 metros de alto y casi 30 metros de ancho, tenía 126 cañones que la defendían, hasta 1799, puesto que en ese año los austríacos se retiraron llevándoselos consigo. En los baluartes, aún hoy se encuentran las estancias que un tiempo servían a los soldados heridos para su recuperación y hoy se dedican a actividades culturales y asociativas. Tres son las puertas históricas de la muralla: San Pietro, Santa Maria y San Donato. La Porta Elisa se realizó por la petición de Elisa Baciocchi a principios del 1800. En 1900, se realizaron la Porta Vittorio Emanuele (Sant`Anna) y la más pequeña Porta S. Jacopo destinadas a reducir los grandes flujos de tráfico. Afortunadamente, la muralla nunca tuvo que cumplir su función defensiva, excepto una vez en que detuvo Serchio que se encontró las puertas de la muralla cerradas a su paso. En 1800, la muralla se convirtió uficialmente en un lugar de paseo y entretenimiento, graciás también a la doble fila de árboles que aún hoy podemos admirar. La muralla hoy prohíbe el tráfico de vehículos y constituye uno de los paseos panorámicos más sugestivos. De hecho, podemos admirar por una parte las bellezas arquitectónicas de la ciudad mientras, levantando la mirada, más allá de la periferia, vemos las colinas del territorio de Lucca y las colinas y montañas de otros territorios ... (Apt Lucca)