Villa Puccini en Chiatri - La mansión de Chiatri fue la primera casa de propiedad de Puccini (sin considerar la casa natal de Lucca): en diciembre de 1898, tras los éxitos de Manon y La bohéme, pudo comprar la antigua mansión de la familia Samminati, situada en una posición estupenda, reformándola por completo. Asi el compositor describió el panorama: «Desde allá arriba, el paisaje está envuelto en magia: la costa, desde Livorno hasta Spezia; los ríos Arno y Serchio; Córcega, en los días claros, las islas de Gorgona y Capraia, e incluso el bosque de San Rossore, Migliarino y el bosque luqués de los Borbones». Según el relato de Dante Del Fiorentino, en esa época vivían en Chiatri no más de una docena de familias, 200 ovejas, 10 vacas, un puñado de gallinas, junto a una iglesia solitaria.

La puesta de la primera piedra se celebró de forma solemne, según el relato de Guido Marotti: «Puccini, llevado a brazos por Pagni y Beppe Razzi, seguido por los hermanos Vandini, don Ugenio [Eugenio Ottolini] y Caselli (que tenia cámara de fotos), con incluso una bandera (un pañuelo atado a una caña), llegó al lugar establecido, agarró una piedra y la lanzó». Puccini invirtió energías y dinero en la realización de esta morada, trabajo cada vez más laborioso debido a la ausencia de una carretera transitable, por lo que todos los materiales de construcción se tuvieron que descargar en Farneta y llevar por unos 4 km. de sendero mediante animales de arrastre.

Realizada en base a un proyecto del ingeniero Guseppe Puccinelli, la mansión está construida sobre un plano regular y presenta un marcado carácter toscano, definido por un paramento de ladrillos `a la vista`, caracterizado por estilemas neorrománicos en las bíforas con decoración policroma, que connotan el primer piso del prospecto principal. La copiosa correspondencia mantenida entre Puccini y el ingeniero Giuseppe Puccinelli, rebautizado muchas veces con el apodo de `León`, documenta las fases de la realización de la mansión. Desde Milán, el 22 de diciembre de 1898, Puccini escribe: «Estimado Ingeniero, si de veras los bueyes son necesarios (preguntar a Beppino), porque al haber traído ya arena y ladrillos etc. allá arriba, temo que vayan a llegar tarde. Pero si luego hacen falta, decidlo enseguida al que suscribe y envío escudos (mejor con clavo) (se puede) bueyes, ventanas triforas, bíforas, viajes a París es demasiado en una sola vez...».

Hoy la mansión no es visitable. El prospecto principal, caracterizado por un dibujo simétrico, está introducido por una pequeña escalinata de mármol, escogida por el Maestro y mencionada el 12 de febrero a `León` «... me gustaría un pequeño balcón o apéndice rellano escala exterior que ocupe la esquina del cuerpo avanzado». El interior de la mansión, caracterizado por una amplia sala de estudio y salas de conversación, estaba decorado con muebles claros y lacados, realizados por la empresa Berardi e Tedeschi, renombrados mueblistas florentinos, de estilo Liberty. Adami, libretista y biógrafo pucciniano, habla de la decoración en estos términos: «garabatos decorativos, lámparas en forma de flor, según esa moda de pésimo gusto, pero a Puccini le gustaba, le parecía audazmente moderno...».

El edificio, rodeado de un amplio jardin, hubiera podido ser, para Puccini, lugar de descanso y paz, ideal para sus batidas de caza, pero también para trabajar. En realidad, Puccini siempre transcurrió en ella pocos días, excepto unas semanas seguidas en verano de 1908, cuando compuso gran parte del primer acto de la Fanciulla. Claro que la oposición de su esposa, Elvira, fue determinante, como puede deducirse de una carta de Puccini de octubre de 1900: «Me ha costado un ojo de la cara, una idea loca: Chiatri. Si al menos Fosca o tú me hubierais dicho: es verdad que es incómoda y te cuesta mucho dinero, pero allá seremos felices, iremos, ¡tu allí trabajarás tranquilo! Jamás una palabra de aliento, ¡jamás un gesto de cortesía! Por la soberana ley de la insistencia, acabé odiando Chiatri, que, sin embargo, cuando lo compré y empecé las obras, ¡me gustaba tanto! Todo ello por vosotras, que nunca supisteis decir ni una palabra amable o expresar una buena acogida, aunque tan sólo fuera por cariño a mí y al trabajo que allá habría podido realizar». ... "Tierra de Giacomo Puccini" (Apt Lucca)