Colinas que se unen rematadas por castillos y salpicadas aquí y allá por casas rurales; viñedos y olivares que se alternan con bosques exuberantes y campos cultivados y después con pequeños poblados antiguos que aparecen detrás de cada curva: este es el territorio del Chianti, seguramente uno de los rincones más fascinantes de toda Italia.

Delimitado al norte por Florencia y al sur por Siena, el territorio del Chianti se divide en Chianti Florentino y Chianti Senés. El primero comprende entre otros, los distritos de Greve en Chianti y Barberino Val d’elsa, extendiéndose sobre la parte del Valdarno, de la Val d’Elsa, de la Val di Pesa y sobre una pequeña porción del Chianti propiamente dicho.

El Chianti propiamente dicho, aquél que se imagina cuando se cierran los ojos, es el Chianti Senés de cual, desde un punto de vista vitícola tradicional, hacen parte los distritos de Radda, Castellina y Gaiole in Chianti.

Pero donde sea que tú te muevas al interior de este mágico territorio, será el paisaje el que te encantará, sea aquél natural que el rural. El rasgo identificativo del Chianti son sus colinas, que lo hacen único e inconfundible, con los colores que cambian con el sucederse de las estaciones, con los altos cipreses que dibujan los contornos de las calles. En todo esto se insertan pequeños aglomerados de casas y las típicas villas del Chianti , de antiguas granjas, hoy convertidas en agroturismos o albergues listos para acoger al visitante para ofrecerle lo mejor de unas vacaciones entre las colinas de la campiña toscana.