Si es verdad que conocemos aún muy poco de la ciudad toscana antes del año Mil (excavaciones arqueológicas han revelado la presencia de villas en Pisa de origen romano) es igualmente seguro que entre los siglos XI y el XIII llegó a su máximo esplendor.

Importante República Marina (como Amalfi, Génova y Venecia), llegó a poseer la costa tirrénica que hoy se extiende entre Portovenere, en Liguria y Civitavecchia, en el Lazio, así como parte de la Cerdeña y de Córcega.

Sus ricos mercaderes han llegado incluso a los intercambios comerciales con los de Grecia, Turquía y Egipto.

Pero sus sueños de grandeza comenzaron a desvanecerse muy pronto bajo las presiones de Génova y Florencia.

Primero con la derrota en la batalla de la Meloria (1284) por obra de la flota genovesa y la pérdida de la supremacía en el Mediterráneo occidental, luego, en 1406, después de un largo asedio, la rendición definitiva bajo la insignia de Florencia.

Una pequeña rebelión a inicios del siglo XVI, durante el turbulento período de la Guerra de Italia. En el 1509 Pisa deberá nuevamente rendirse a la armada florentina.

No obstante todo ello, aún hoy en la zona llamada Terzana (o Tersana) están visibles las huellas de los arsenales republicanos, el lugar donde se construían las embarcaciones que luego habrían surcado los mares.

Es así como, cada cuatro años, desde los palacios y desde las villas de Pisa , que surgen a lo largo del río Arno, es posible asistir al espectáculo de la “Regata de las antiguas Repúblicas Marinas” (para mayor información leamos también el capítulo de esta guía turística dedicada a estos acontecimientos).